Hoy es un día especial. Es el primer día de cole de mi pequeño pirata. Un día importante en la vida de cada niño porque empieza una etapa distinta, más difícil, sobre todo para estos niños tan especiales.
Se levantó esta mañana muy temprano, demasiado, feliz y cantando sus canciones favoritas, con ganas de desayunar (raro en él) y de jugar. Su sonrisa lo decía todo.
Después, vino el momento de vestirse con el uniforme reglamentario. Él decía: ¡¡¡Mamá, qué guapo estoy!!! Y llegó su sorpresa, su mochila nueva con la imagen de su juguete más querido: Rayo McQueen... Él, muy orgulloso, se la puso a la espalda y sin soltarla, recorrimos todo el trayecto que lo llevaría a su clase y al encuentro de los que van a ser sus compañeros. Por suerte, un niño que iba a su guardería también estará con él. Así no se sentirá tan solo y desamparado.
Llegamos al colegio y él diciendo: "¡¡¡Vamos, mamá, que quiero llegar ya!!! Entramos en su clase. La maestra que le ha tocado, al entrar, le dio unos besotes y lo llamó por su nombre. A la izquierda, todas las fotos de los niños lucían sobre unos percheros para que dejen sus mochilas. Lo senté al lado de un niño. Unos jóvenes vestidos de payasos les dieron piruletas, algunos las cogieron, otros no. Mi niño sí la quiso y se la desenvolví. Eso le iba a ayudar, seguro. Llegó su padre e hicimos multitudes de fotos. Parecía que iba bien. Pero él me llamó y me dijo que quería levantarse e irse a casa. Mal asunto. Todos los padres salieron, inquietos por estos primeros instantes.
Por la ventana, lo pudimos ver y se me cayeron las lágrimas al ver a mi niño llamarme y llorar a lágrima viva. Había aguantado mientras estuve allí pero al salir y no verme, no pudo contenerse.
¡Qué pena me ha dado! Se que son los primeros días, que después todo irá bien. Pero no se puede evitar y vosotros, los que sois padres, lo sabéis de primera mano.
Luego iré a buscarlo, esperando que salga contento de ese nuevo lugar, un lugar que será el inicio de su vida real, lejos de la protección de sus padres y de sus familiares, donde se tiene que forjar como persona y preparar para recorrer el camino que le esté marcado.
Se despide esta madre, que aunque contenta por este nuevo paso, se siente inquieta por lo que pueda pasar. Pero lo que tenga que pasar, pasará, ¿verdad?
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