Nadie duda que Steve Jobs fue un genio. Sobran las pruebas: a los 20 años, en el garaje familiar, inventa el ordenador Macintosh, y funda APPLE, la compañía de la manzana mordida. Más tarde desarrolló un sistema operativo muy eficiente y visual. En los últimos años revolucionó el diseño de su línea de ordenadores personales: iPod (2001) iPhone (2007)y el iPad (2010). En fin, lo consideran uno de los mayores visionarios de la era digital.
Me impresionó ver hace días un video del discurso que pronunció en la Universidad de Stanford. ¡Muy bueno! En él cuenta con gran sencillez que sus padres biológicos fueron dos estudiantes universitarios, que lo dieron en adopción porque no podían mantenerlo. La condición exigida a los adoptantes fue que debían dar a Steve una carrera universitaria. La condición humana, débil por naturaleza, es capaz de buscar soluciones que se asoman a la ventana de la grandeza.
Todo este suceso me hizo pensar, por un lado, en la responsabilidad de la madre gestante universitaria que podría haberle abortado, ya que además su novio no reconocía su paternidad. Y por otro, que la Sociedad y el Estado, también la familia, deben amparar y proteger a las madres embarazadas que no deseen al nasciturus. Entonces la solución habría que buscarla no con la muerte del inocente, sino en la adopción por parte de tantos padres ansiosos de educar a sus hijos adoptivos.
La vida del genio Steve Jobs ha sido enormemente beneficiosa para el progreso de la humanidad en el campo de las nuevas tecnologías. Pero no podemos olvidar que toda vida humana, sea de un genio o no, tiene un valor incalculable.
Comentarios
Siento un profundo respeto por este hombre del que tengo mucho que aprender.