Una maestra de una guardería privada de la ciudad de Xinghua, provincia de Jiangsu, eligió una forma inusual y dolorosa de castigo para siete niños que habían hablado fuera de turno en su clase: les aplicó una plancha eléctrica en sus caras. El incidente ocurrió el 14 de diciembre de 2010, y dos de los niños con heridas graves siguen en tratamiento en un hospital de Shanghai.
En una conferencia de prensa del 18 de diciembre, autoridades locales del partido comunista explicaron que la maestra puso la plancha en la cara de los niños porque había asumido que la plancha ya no estaba caliente, dado que hacía un tiempo que la había desconectado.
Algunos informes de los medios de comunicación chinos dijeron que Yi, la maestra de las víctimas, les dijo a los padres que, debido al piso resbaladizo, los niños se habían caído en el baño de la institución.
En la conferencia de prensa, las autoridades dijeron que la profesora será detenida durante diez días y multada con el pago de 500 yuanes (US$ 75,07), pero no ofrecieron compensación alguna a las víctimas.
Se dice que el jardín infantil es una institución de propiedad privada, y que la profesora fue contratada por el propietario del jardín y no por las autoridades locales.
El Beijing Times publicó una editorial sobre las lesiones que reciben los niños en edad escolar en China continental, las que no sólo violan el código ético de los profesores, sino también la ley y los derechos humanos. Muchos incidentes de este tipo han sido minimizados o censurados y, generalmente, las familias de las víctimas no reciben ninguna compensación.
El Xiaoxiang Morning Herald informó un caso típico que se dio en septiembre del año pasado. Un maestro del jardín de infantes Tianma, en la ciudad de Xuzhou, provincia de Jiangsu, golpeó durante diez minutos a una niña de dos años de edad.
Después que los padres de la víctima vieron el incidente en el video de vigilancia de la escuela, informaron a la policía suponiendo que la escuela tomaría medidas. Después de una semana, no recibieron ninguna llamada, ni de la policía ni de la escuela, así que la madre de la niña subió el video a Internet.
Un informe posterior de un periódico local, dijo que el maestro que golpeó a la niña no era un profesor debidamente calificado, y que sólo había obtenido un diploma en un curso de guardería.
Cai Wenjun es una profesora de Shanghai. Ella comentó a Radio Free Asia (RFA) que la mayoría de los jardines infantiles de China son de propiedad privada, y que a menudo reclutan maestros no calificados, una práctica típica y no controlada por las autoridades.
Según Cai, no es inusual que los niños puedan verse perjudicados por los profesores de jardines infantiles en China, porque “no se preocupan por la calidad de la educación y no prestan atención cuando contratan a un maestro”.
El escritor independiente Wu Gaoxing de la provincia de Zhejiang, dijo a RFA que esta forma burda de comercialización no está presente sólo en la educación, sino en muchas otras formas de empresas chinas.
“En cualquier lugar de trabajo, tan pronto sucede algo, el primer impulso es encubrirlo, o si sale a la luz, trivializar el error, haciéndolo sonar menos grave hasta reducirlo a nada”, explicó Wu.
A estos incidentes de violencia escolar, Wu los vincula a problemas más amplios de la sociedad china contemporánea, donde los ciudadanos se quejan de las consecuencias de la modernización bajo un partido comunista que ha desechado la brújula moral: “Esto demuestra que en China, en el medio ambiente sobre estimulado por el dinero, si hay algo que pudiera lastimar los intereses de un pequeño grupo, todos en ese grupo colaborarán juntos para proteger sus intereses. No hay sentido de lo correcto o de lo incorrecto”, agregó Wu.
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