Las hendiduras faciales y bucales son defectos de nacimiento. Se producen cuando los tejidos de la boca o el labio no se unen correctamente en las primeras etapas del embarazo y el organismo del niño no puede conformar el paladar. Sólo en el País Vasco nacen 25 bebés al año con esta malformación, una de las anomalías congénitas más comunes. El tratamiento de los pequeños -sometidos a numerosas operaciones desde su nacimiento hasta la edad adulta- es «complejo» y «muy caro» al tener que recurrir a múltiples especialistas para tratar las consecuencias de las deformaciones.
La Asociación de Padres de Niños Fisurados (Aspanif) reclama a Osakidetza la «financiación de todos los tratamientos» a los que tienen que someterse los pequeños para corregir la anomalía, conocida también como labio leporino. Los bebés con hendiduras faciales requieren la intervención de al menos una decena especialistas entre cirujanos plásticos, maxilofaciales, ortodoncistas, logopedas, otorrinos y psicólogos. El «problema» es que el Servicio Vasco de Salud «únicamente» se hace cargo de las operaciones quirúrgicas, según denuncian los familiares.
«Las consecuencias de las malformaciones en el labio o el paladar no se solucionan en un quirófano. Los niños necesitan recibir clases de estimulación temprana para aprender a comer, un logopeda que les enseñe a hablar y en la inmensa mayoría de los casos costosos aparatos para corregir la dentadura», explican los padres. Y los progenitores no siempre pueden hacer frente a los gastos que genera un paciente fisurado hasta la edad adulta. Sólo la ortodoncia puede llegar a superar los 42.000 euros, a lo que hay que sumar las sesiones con el logopeda o las visitas al psicólogo.
«La sanidad pública no financia los aparatos dentales porque entienden que no es una cuestión de salud sino de estética», denuncian los familiares de los afectados. Son los niños sin sonrisa. «Se les llama así porque no se les puede arreglar la boca hasta que se le caigan todos los dientes y les da vergüenza enseñar la dentadura», explican en la asociación Aspanif, formada por más de un centenar de padres.
«Faltan recursos»
Los progenitores lamentan que el tratamiento de los afectados por hendiduras faciales y bucales «dependa» de la disponibilidad económica de los padres. «Cómo se puede decir que la ortodoncia de un niño fisurado es un tema estético. Que no estamos hablando de una operación de nariz. La dentadura es fundamental para que el niño pueda comer y hablar correctamente», insisten los familiares.
Al margen de las reivindicaciones de los padres, el propio jefe de cirugía pediátrica del hospital de Cruces, el doctor González Landa, reconoce que Osakidetza no ha asumido la «necesidad» de crear una unidad integral de atención al niño fisurado, cuya primera intervención se suele realizar dentro del primer año de vida del pequeño. «Nos faltan recursos. Las autoridades sanitarias deberían apostar por un hospital -Cruces en este caso- y dotarlo de todos los medios necesarios para convertirlo en el centro de referencia de toda la comunidad», reclama el facultativo.
El doctor González Landa, uno de los mejores especialistas a nivel mundial, reconoce que no existe un equipo permanente para atender a los niños fisurados. «Dependemos de que el maxilofacial de turno no tenga otra operación para poder programar las intervenciones. Tampoco tenemos ortodoncistas ni psicólogos en plantilla», se lamenta.
Fuente : http://www.elcorreodigital.com/vizcaya/20100126/pvasco-espana/padres-ninos-labio-leporino-20100126.html
Fuente : http://www.elcorreodigital.com/vizcaya/20100126/pvasco-espana/padres-ninos-labio-leporino-20100126.html
Comentarios