Como en la famosa película con Tom Hanks, un profesor denuncia que no fue contratado por padecer la temida y estigmatizada enfermedad en el primer caso de discriminación laboral por sida aceptado por un tribunal chino
Un buen curriculum, pasar la entrevista personal, posiblemente una carta de recomendación como ayudita y acreditar una salud de hierro con un certificado médico. A falta de “guanxi” (contactos), éstos son los requisitos que piden las empresas y administraciones chinas para contratar a sus empleados, que deben someterse a un exhaustivo chequeo médico que incluye pruebas de hepatitis, sífilis y hasta sida.
Precisamente, ahí fue donde falló un joven de la provincia china de Anhui que oculta su identidad bajo el nombre de Xiao Wu, a quien las pruebas revelaron que era portador del virus VIH, que causa la temida enfermedad. Nada más conocer los resultados, se esfumaron las ilusiones que había albergado durante sus cuatro años de universidad de convertirse algún día en maestro de escuela.
Aunque el aspirante había aprobado los exámenes de ingreso y la entrevista personal, el Departamento de Educación de la ciudad de Anqing rechazó su solicitud tan pronto como vio los análisis médicos. Sin embargo, Xiao Wu no se rindió y llevó el caso a juicio. En el que posiblemente sea el primer episodio de discriminación laboral por sida registrado en China, el Tribunal Popular del Distrito de Yingjiang aceptó el lunes su demanda y fijó la fecha del juicio para dentro de dos semanas.
“Espero que este proceso pueda despertar el interés de la opinión pública y ayude a las personas en busca de empleo contra cualquier tipo de marginación”, explicó al periódico oficioso “China Daily” Zheng Jineng, el abogado de Xiao Wu. El letrado también dejó claro que su cliente no quiere ninguna indemnización, sino que el Departamento de Educación revise su decisión y, finalmente, le conceda el puesto como profesor que se había ganado.
Salvando las distancias, la historia de Xiao Wu recuerda a la famosa película “Philadelphia”, dirigida por Jonathan Demme en 1993 y protagonizada por Tom Hanks, Denzel Washington y Antonio Banderas. En dicho drama, por el que Hanks ganó el Oscar al mejor actor, éste encarna a un abogado carcomido por el sida que protagoniza una auténtica cruzada judicial por recuperar su trabajo cuando es despedido de su bufete por padecer la enfermedad.
Como reflejaba en su momento la cinta, el sida sigue siendo un estigma social para sus afectados. En las sociedades más avanzadas, los portadores del VIH sobreviven a base de cócteles de retrovirales y han convertido en un mal crónico lo que antes era una enfermedad mortal. Pero en otros países en vías de desarrollo, como China, el sida no sólo sigue siendo letal, sino que además condena a los pacientes al ostracismo.
“Xiao Wu soporta una gran presión y teme exponerse a los medios de comunicación”, reconoció su abogado, quien puede romper una lanza a favor de la mejora de los derechos humanos en este país.
Frente a la injusticia que denuncian por haber sido privado de su plaza como maestro, el Departamento de Educación de Anqing se ampara en que su rechazo persigue “proteger a los estudiantes, ya que los profesores deben ser responsables del sano desarrollo de los alumnos”.
Aunque está comprobado que el sida sólo se contagia por vía intravenosa o sexual, la ignorancia y el miedo llegan hasta tal punto que muchos chinos aún creen que se puede propagar por el trato diario o por estrechar la mano y comer juntos. La madre de un niño de ocho años de Anqing declaró al “China Daily” que no quería que un sidoso enseñara a su hijo.
Hasta hace pocos años, el régimen de Pekín demonizaba a los afectados por el VIH, que consideraba una “enfermedad extranjera” pese al escándalo de los contagios masivos por la compra-venta de sangre en la provincia de Henan a principios de esta década. Con escasas campañas de prevención sobre los riesgos sexuales, el sida es desde 2008 la primera causa de muerte por enfermedad infecciosa de China. Mientras la epidemia sigue aumentando, el Gobierno sólo reconoce 740.000 afectados cuando en realidad podrían ser varios millones.
Fuente: http://www.abc.es/20100901/sociedad/philadelphia-escuela-china-20100901.html
Fuente: http://www.abc.es/20100901/sociedad/philadelphia-escuela-china-20100901.html
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