El otro día en el periódico Hoy recorté una carta de un profesor andaluz que habla de una alumna que tuvo y me gustó tanto que hasta se me saltaron las lágrimas. Por eso la trascribo a continuación.
"Qué dificil es comunicarse con una niña cuando no se habla la misma lengua. Aún lo es más enseñar a una niña que solo sabe chino. El gran reto de la escuela en España es ayudar a todos los inmigrantes. Se necesita personal especializado, cursos intensivos de idiomas y otros medios que no llegan al profesorado.
Llega a tu colegio una chinita, Jie Lan, que solo sabe su idioma y no recibes la mínima ayuda de la Junta de Andalucía. Con muchísima paciencia le vas enseñando las más elementales normas de lectura y escritura para que se familiarice con el idioma. Pero los niños con extraordinariamente inteligentes y un buen día, te busca en el recreo y te gasta una broma y otro te sorprende con una frase que te queda helado.
Los niños, sobre todo los que vienen de fuera, lo primero que necesitan es cariño y familiaridad, y cuando se lo das, te aprecian enormemente. La gran inteligencia de Jie Lan lo absorbía todo y su progresión iba en aumento día a día. Al final del curso, hablaba con bastante fluidez y entendía perfectamente el español.
Esperanza, una gran maestra, le enseñó todo lo necesario en unos meses para que la niña pudiera llevar un ritmo normal en la clase con el resto de compañeros. Este curso, la iba a coger yo y estaba entusiasmado porque quería seguir la labor de mi compañera con esta alumna, pero a los pocos días de empezar el curso los padres se trasladaron a Sevilla y naturalmente ella también.
Su marcha me causó tristeza pero al pasar por una tienda china que hay próxima a mi domicilio, salió corriendo una niña y se abrazó a mí con todas sus fuerzas, gritando : "Hola Joaquín. Te quiero mucho."
Jamás he sentido un agradecimiento semejante, ese momento vale por todos los sinsabores que te pueda dar esta ingrata y a la vez bendita profesión."
Autor : Joaquín Tomás Fortunati Cendrero (Sevilla)
"Qué dificil es comunicarse con una niña cuando no se habla la misma lengua. Aún lo es más enseñar a una niña que solo sabe chino. El gran reto de la escuela en España es ayudar a todos los inmigrantes. Se necesita personal especializado, cursos intensivos de idiomas y otros medios que no llegan al profesorado.
Llega a tu colegio una chinita, Jie Lan, que solo sabe su idioma y no recibes la mínima ayuda de la Junta de Andalucía. Con muchísima paciencia le vas enseñando las más elementales normas de lectura y escritura para que se familiarice con el idioma. Pero los niños con extraordinariamente inteligentes y un buen día, te busca en el recreo y te gasta una broma y otro te sorprende con una frase que te queda helado.
Los niños, sobre todo los que vienen de fuera, lo primero que necesitan es cariño y familiaridad, y cuando se lo das, te aprecian enormemente. La gran inteligencia de Jie Lan lo absorbía todo y su progresión iba en aumento día a día. Al final del curso, hablaba con bastante fluidez y entendía perfectamente el español.
Esperanza, una gran maestra, le enseñó todo lo necesario en unos meses para que la niña pudiera llevar un ritmo normal en la clase con el resto de compañeros. Este curso, la iba a coger yo y estaba entusiasmado porque quería seguir la labor de mi compañera con esta alumna, pero a los pocos días de empezar el curso los padres se trasladaron a Sevilla y naturalmente ella también.
Su marcha me causó tristeza pero al pasar por una tienda china que hay próxima a mi domicilio, salió corriendo una niña y se abrazó a mí con todas sus fuerzas, gritando : "Hola Joaquín. Te quiero mucho."
Jamás he sentido un agradecimiento semejante, ese momento vale por todos los sinsabores que te pueda dar esta ingrata y a la vez bendita profesión."
Autor : Joaquín Tomás Fortunati Cendrero (Sevilla)
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