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Numerosos países no reúnen unas condiciones óptimas para el bienestar infantil, incluso en las regiones industrializadas
Hambre, guerras y epidemias son los mayores enemigos de los niños. Diversos informes confirman que en determinadas zonas del planeta la situación mejora para ellos, pero incluso en los países industrializados tienen carencias. Son el grupo más vulnerable y la crisis económica actual no contribuye a mejorar su situación: la tasa de mortalidad infantil ha descendido en los últimos años, pero todavía debe bajar más; los conflictos armados se nutren de niños soldados, cuyas secuelas psicológicas son a menudo mayores que las físicas; y en los países desarrollados, el crecimiento del PIB no es proporcional al nivel de bienestar infantil.
- Autor: Por AZUCENA GARCÍA
Mortalidad infantil
- Imagen: Juanma Mendo -
Hace apenas unos días, UNICEF anunciaba un hito: ahora mueren menos niños que hace dos décadas. Se ha pasado de 12,5 millones de muertes infantiles en 1990 a 8,8 millones en 2009. Pero esta cifra podría ser todavía menor. "Evitar estas muertes no es complicado", subraya UNICEF.
En comparación con 1990, cada día mueren 10.000 niños menos. Sin embargo, "es posible acelerar el progreso, incluso en los entornos más pobres". Los programas de salud integrados son una de las principales apuestas. Fomentan la participación de las comunidades para abordar las causas de mortalidad: neumonía, diarrea, trastornos en recién nacidos, paludismo, VIH y desnutrición. "Las dos causas principales de mortalidad de menores de cinco años son la neumonía y la diarrea", asegura la agencia de Naciones Unidas para la infancia. La meta, insiste, es cumplir el Objetivo de Desarrollo del Milenio que pretende reducir en dos terceras partes la mortalidad de los menores de cinco años. Conseguirlo en el plazo previsto, para el año 2015, exigirá "recursos específicos".
La mitad de los fallecimientos se registran en seis países: India, Nigeria, República Democrática de Congo, Etiopía, Pakistán y China
Los datos de Save the Children (STC) revelan que el 99% de las muertes de niños menores de cinco años se registran en países en desarrollo. "En su mayoría, por causas totalmente prevenibles", coincide. Cada tres segundos muere un niño en el mundo. La mitad de los fallecimientos se registran en seis países: India, Nigeria, República Democrática de Congo, Etiopía, Pakistán y China.
Entre los menores de cinco años, la neumonía es la principal causa de muerte, por delante del sida, la malaria y el sarampión juntos. Unos dos millones de niños fallecen cada año como consecuencia de esta enfermedad, "y se estima que un millón más muere como consecuencia de infecciones severas", apunta STC. La diarrea provoca cerca de dos millones de muertes cada año entre niños menores de cinco años y la malaria, que está en el origen de 800.000 muertes en África subsahariana, tan sólo es responsable del 1% de las bajas en el Sudeste Asiático.
Soluciones económicas
Reducir estas cifras no es caro. Es un trabajo largo que se consigue "con intervenciones sencillas, de bajo coste y muy eficaces", señala UNICEF. Entre ellas, destacan las vacunaciones sistemáticas de niños y madres, el uso de mosquiteras impregnadas con insecticida para prevenir el paludismo (malaria), la distribución de suplementos vitamínicos y la mejora en la atención médica a niños y mujeres.
Las intervenciones de bajo coste podrían reducir la tasa mundial de mortalidad de neonatos hasta en un 70%, indica Save the Children. Algunas de sus propuestas son:
- Método de la madre canguro. Consiste en colocar al recién nacido con bajo peso en contacto con la piel materna para que mantenga su calor: "Ayuda a los niños a sobrevivir en los primeros días críticos".
- Lactancia exclusiva. Podría salvar la vida de casi un millón de bebés al año.
- Vacunas contra el tétanos y el sarampión. La primera apenas cuesta 40 céntimos y evitaría la muerte de 215.000 recién nacidos y 30.000 madres cada año. La vacuna contra el sarampión no llega a 15 céntimos.
- Sales de rehidratación oral. Se emplean para combatir los efectos de la diarrea. Cuestan 50 céntimos.
- Antibióticos para tratar la neumonía, por tan sólo 30 céntimos.
Conflictos armados
El impacto de la guerra en la infancia es "más brutal que nunca". Las consecuencias de los conflictos son directas, a corto plazo, pero también afectan al desarrollo y bienestar de los pequeños a largo plazo. Así lo constata el "Informe Machel" (junio de 2009), que revisa un estudio similar realizado hace diez años.
La guerra viola todos los derechos de los niños
Entre sus conclusiones, calcula en más de 1.000 millones la cifra de niños que viven en zonas en conflicto. Unos 300 millones no han cumplido cinco años. En el informe, que está respaldado por UNICEF, se hace un llamamiento para avanzar de manera urgente en la protección de todos los menores afectados por conflictos. "La guerra viola los derechos de los niños: el derecho a vivir, el derecho a la unidad familiar, el derecho a la salud y a la educación, el derecho a ser protegidos de la violencia y el abuso y el derecho a recibir asistencia humanitaria", advierte.
El Informe Michel apunta como principales riesgos: la proliferación de armas ligeras y de grupos armados, las minas terrestres o la munición sin detonar. Los niños son reclutados como soldados o se convierten en víctimas de la violencia sexual y de los ataques contra escuelas y hospitales. "Los niños y niñas que viven en países en conflicto son además más propensos a dejar la escuela y a vivir amenazados por la pobreza, la malnutrición, los desplazamientos de población y las enfermedades" agrega.
Situaciones extremas
La sensibilización de la sociedad en general ha permitido establecer "un marco legal sólido de protección" y normas internacionales para prevenir el reclutamiento. "Los asuntos que afectan a los niños se tienen cada vez más en cuenta en las negociaciones de paz y en los acuerdos, al igual que en las misiones y mandatos de paz", reconoce UNICEF.
Los estados tienen la responsabilidad de proteger a los ciudadanos. "Deben maximizar sus esfuerzos en el desarrollo de legislación, políticas y acciones a favor de la infancia", recalca la organización. Alcanzar normas internacionales parece más difícil, por lo que conviene dar pequeños pasos. Uno de los más interesantes pasa por fomentar la participación de los niños y los jóvenes en la construcción de la paz, así como en los programas de ayuda, recuperación y reconstrucción, "como parte de los procesos de transición y reconciliación nacional".
Algunos menores y adolescentes soldados han estado sometidos a situaciones extremas. "Han sido testigos del asesinato de sus familiares o han sido utilizados como instrumentos para cometer atrocidades", mantiene Save the Children. Otros han sufrido malos tratos, violaciones o "matrimonios" forzosos con combatientes. También se les ha drogado para vencer el temor al adversario o han tenido que realizar saqueos, violaciones o mutilaciones a personas.
La Coalición Española contra la Utilización de Niños y Niñas Soldados, apoyada por Save the Children, ha pedido a las autoridades que el reclutamiento de menores sea considerado una forma específica de persecución y se tenga en cuenta en las solicitudes de asilo y protección, en especial, "cuando persiste el peligro de volver a sufrir estas violaciones de los derechos humanos si son devueltos a su país de origen".
¿Dónde falta protección?
El último Informe Global publicado por la Coalición Internacional para Acabar con la Utilización de Niñas y Niños Soldados reconoce la atención internacional prestada a este tema, pero matiza que, "al analizar la situación país por país, es obvio que los avances son demasiado lentos". "Son muy pequeños y llegan demasiado tarde para muchos menores", concreta.
El estudio analiza la situación en 197 países y destaca cambios positivos desde 2004. Ese año, el número de conflictos armados en los que estaban involucrados menores ascendía a 27, frente a los 17 de 2007. Decenas de miles de niños tuvieron la oportunidad de empezar una nueva vida, pero otros tantos figuran todavía en las listas de grupos armados de más de una treintena de estados.
Incluso algunas fuerzas gubernamentales han reclutado a menores. El informe revela que "Myanmar (Birmania) ha sido el gobierno más persistente en esta práctica", con niños de 11 años. Otras regiones que le han imitado han sido Chad, República Democrática del Congo, Somalia, Sudán, Uganda y Yemen. En determinados lugares, los pequeños fueron utilizados como escudos humanos, en 14 países se reclutaron en fuerzas auxiliares o grupos de defensa civil locales y, según el informe, otras veces fueron encarcelados al intentar escapar.
Afganistán, Irak y Pakistán son otros lugares peligrosos para pequeños y adolescentes. Mientras, en Liberia, las niñas que formaron parte de las fuerzas de combate, "como combatientes y no combatientes", no fueron identificadas ni figuraron en programas de ayudas. "Regresaron a sus comunidades de manera informal, sin que se atendiera a sus complejas necesidades médicas, psicosociales y económicas", detalla el estudio de la Coalición.
Pobreza en los países ricos
La mayoría de los países aparecen en las estadísticas. Incluso las regiones más ricas del planeta. El informe "Pobreza infantil en Países Ricos" (2005), de UNICEF, destacaba un aumento de la proporción de niños pobres en 17 de los 24 países miembros de la OCDE desde 1990. Otro estudio fechado dos años después mostraba una realidad similar.
Titulado "Un panorama del bienestar infantil en los países ricos", este informe establecía un ranking de bienestar infantil en el que Países Bajos ocupaba el primer puesto (4,2 puntos). Le seguían Suecia (5 puntos), Dinamarca (7,2 puntos), Finlandia (7,5 puntos), España (8 puntos), Suiza (8,3 puntos) y Noruega (8,7 puntos). Los países donde los niños se consideran más felices. El segundo grupo estaba compuesto por Italia (10 puntos), Irlanda (10,2 puntos), Bélgica (10,7 puntos), Alemania (11,2 puntos), Canadá (11,8 puntos), Grecia (11,8 puntos) y Polonia (12,3 puntos). En el tercer grupo, República Checa (12,5 puntos), Francia (13 puntos), Portugal (13,7 puntos), Austria (13,8 puntos), Hungría (14,5 puntos), Estados Unidos (18 puntos) y Reino Unido (18,2 puntos). Dos de los países más potentes del mundo son, a la vez, los lugares donde los niños son menos felices.
No existe una correlación entre los niveles de bienestar infantil y el PIB per capita
"Holanda es el paraíso de la infancia", precisa el informe, pero los niños españoles valoran a la familia que "les cuida, les mima y les protege". Tras analizar la vida y el bienestar de niños y jóvenes de 21 naciones del mundo industrializado, llama la atención que los países europeos ocupan los primeros puestos. No obstante, "todos tienen puntos débiles que deben abordar", explica el estudio, y ninguno aprueba con nota las seis dimensiones de bienestar infantil, "aunque los Países Bajos y Suecia están cerca de lograrlo".
El hecho de que Reino Unido y Estados Unidos se sitúen en los últimos puestos evidencia, según las conclusiones del informe, que no existe una correlación entre los niveles de bienestar infantil y el PIB per capita. Es el caso de la República Checa, cuya posición general de bienestar infantil es más alta que la de muchos países más ricos, como Francia, Austria o Estados Unidos.
Situación en España
En nuestro país, uno de cada cuatro menores vive en situación de pobreza relativa. No tienen las mismas oportunidades que otros menores de su edad. Este escenario empeoró en el periodo de 1994 a 2001, tal como se plasma en el informe "Pobreza Infantil en España", elaborado a partir de una jornada celebrada el pasado mes de marzo sobre este tema. Este trabajo precisa que el gasto social ha estado por debajo de la media de los países de la Unión Europea durante la década de los años noventa. "En una perspectiva comparada, el esfuerzo que se realiza en España para asegurar un nivel de vida adecuado para los niños, o para las familias con niños, resulta claramente deficitario", detalla.
El índice de pobreza relativa es uno de los más altos de los 27. Mientras la media de la UE se sitúa en el 16%, España alcanza un 24%. En total, 1,8 millones de niños no tienen cubiertas sus necesidades. Nuestro país sólo supera a Portugal, Italia, Rumania, Polonia y Lituania. "La pobreza constituye la máxima expresión del malestar en la infancia, la cara opuesta del bienestar", relata Lourdes Gaitán Muñoz, doctora en sociología. En su opinión, asegurar el bienestar de los niños y adolescentes es "una razón de justicia", por lo que su ausencia "compromete o pone en riesgo tanto el futuro de las personas que hoy son menores de edad, como el equilibrio y la cohesión de la sociedad".
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