El joven, de 26 años, fue torturado durante una década hasta que la familia decidió acabar con su vida cortándole la cabeza y lanzando su cadáver a una laguna.
Una familia (una madre, tres hijos y dos cuñadas) ha sido sentenciada a 93 años de cárcel por torturar durante una década y matar al hijo que habían adoptado para beneficiarse de las ayudas fiscales, que alcanzaban unas 4.000 libras (unos 4.500 euros) mensuales, según informa el diariio The Sun en su página web.
Michael Gilbert, de 26 años, fue torturado y mantenido como un esclavo durante 10 años por su "familia", que sólo quería beneficiarse de las bonificaciones como adoptantes hasta que le mataron y le arrojaron a una laguna con el cuerpo decapitado.
Entre las torturas se incluía mantenerle atado a su cama, ponerle un lagarto gigante encima o arrastrarle por los genitales alrededor de la casa.
Durante el juicio, el juez ha afirmado que la víctima, que tenía una inteligencia limitada, "sufrió una muerte degradante, solitaria, cruel y violenta".
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