Lejos queda el espectacular aumento de adopciones a finales de los años noventa, sobre todo de niños chinos, después de que en televisión apareciera un reportaje sobre cómo vivían en los orfanatos. El año pasado se adoptaron 21 niños españoles y 31 procedentes de otros países, de los que 19 viven con familias de la capital. La delegada de Igualdad y Bienestar Social de la Junta de Andalucía en Jaén, Carmen Álvarez, señala que la tendencia se mantiene en los últimos años, si bien los países están endureciendo sus políticas de adopción hasta el punto de que Rusia ha prohibido adopciones de niños cuyo destino sea Andalucía, después de que se detectaran irregularidades en la documentación de una familia adoptiva hace dos años en la provincia de Málaga.
De este modo, las adopciones internacionales han pasado de las 97 en el año 2006 a las 31 del pasado año. Carmen Álvarez subraya que nada tiene que ver con la adnistración andaluza, ya que una vez que las familias monoparentales, heterosexuales u homosexuales obtienen el “certificado de idoneidad”, que difícilmente tarda más de un año en concederse, “los padres adoptivos deben tratar con los países de origen de los niños y adaptarse a la legislación existente allí”.
Así lo hizo el presidente de la Asociación de Familias Adoptantes Integra de Jaén, José Jiménez, en 1999, cuando adoptó a su hijo, un niño hondureño que ahora tiene 12 años. “En mi caso no tardé mucho, pero actualmente la media oscila entre los cuatro y cinco años”, apunta José Jiménez, que cinco años después,junto a su esposa, volvió a adoptar una niña de Honduras, que ahora tiene siete años. “Los países cada vez endurecen más su legislación en lo relativo a las adopciones. Está pasando con países como China, donde cada vez es más difícil adoptar, o con Nepal, que ya no permite adopciones de España, al igual que Rusia”, explica. De las 31 adopciones del pasado año en Jaén, 14 eran de China, que sigue encabezando la lista, 2 de Etiopía, 10 de Rusia (aquellas que ya estaban en curso), 2 de Colombia, una de Ucrania y otra de Bulgaria. Las políticas restrictivas y autoritarias por un lado y la fragilidad política y económica por otro, están provocando que las adopciones levanten nuevos muros y nuevas fronteras que hacen imprevisible el tiempo de espera de los padres. Quienes ya lo consiguieron, como José Jiménez, luchan ahora por normalizar la adopción y acabar con los tabúes que aún existen en la sociedad. Incluso en muchas familias que adoptan.
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