El escritor Gabriel Janer Manila, publica la historia real de un hombre abandonado 13 años en un bosque
«Imaginación: el prodigio para sobrevivir en la adversidad»
«He jugado con lobos» (La Galera, colección Bridge), de Gabriel Janer (en la imagen), es la historia de un drama de posguerra terrorífico, de una marginación social: «Pero optimista. Cómo un niño, Marcos, es capaz de sobrevivir ante la adversidad porque aplica uno de los prodigios que posee: la imaginación.
Él no se encuentra solo porque su imaginación le dice que los lobos son sus amigos, e imagina esa realidad que no le abandona». Gerardo Olivares rueda «Entre lobos» con Juan José Ballesta en el papel de Marcos
Un niño fue arrojado a Sierra Morena, repleta de lobos, desde sus 6 a 19 años. Se crió con ellos. Lo vendió su padre como a una cabra. Gabriel Janer da voz a Marcos
-«Yo, Señor, era muy pequeño, tenía 6 años cuando un día, antes de que anochezca, se presentó un hombre que no había visto nunca. Le dio un dinero a mi padre, me cogió por los brazos y me subió al caballo. Partimos».
-«Yo, Señor, era muy pequeño, tenía 6 años cuando un día, antes de que anochezca, se presentó un hombre que no había visto nunca. Le dio un dinero a mi padre, me cogió por los brazos y me subió al caballo. Partimos».
-Hace 30 años conocí a ese niño, Marcos, en Mallorca. Trabajaba en la cocina de un hotel. Tenía 39 años, y hacía diez que le encontraron en Sierra Morena. Me contó su terrorífica historia. Hice mi tesis. Visité los pueblos en los que estuvo, hablé con la gente que le conoció, lavó y ayudó. Le arrojaron al bosque para que cuidara los cabritos...
-«...Mi padre me había vendido como se vende a una cabra...»
-Fue en 1952. Tan terrible como suena. Arrostrado trece años a un páramo de Ciudad Real a Córdoba: entre Fuencaliente, Añora (donde nació)...
-¿Hablaba, balbuceaba?
-Cuando le abandonaron tenía un lenguaje estructurado, pero fue empobreciéndose porque no lo practicó ni maduró. Adquirió el animal: imitaba a lobos, ciervos, águilas...
-¿Cómo bailó con lobos?
-En aquel valle hay una guarida de lobos, y él les llevaba comida: conejo, ciervo, de lo que cazaba. Y le aceptaron.
-Rómulo y Remo, revividos.
-Marcos piensa que los lobos son sus amigos, que es su familia, y esa imaginación le dio capacidad de sobrevivir.
-¿El animal nunca mordió la mano que le daba de comer?
-Jamás. Luego, en la vida real, cuando tuvo problemas con personas, les amenazaba con llamar «a mis amigos los lobos» para que le ayudaran. Los lobos le respetaron. No le atacaron. A lobatos y lobeznos crió con leche de cabra.
-¿Con quién más se relacionó?
-Tuvo una zorra siempre a su lado, que decía que era su amiga; una serpiente, águilas... Marcos trepaba a sus nidos y colocaba dentro carne troceada para los aguiluchos.
-¿De qué se alimentaba él?
-De bellotas, madroños, frutos del bosque, patatas, leche de las cabras que cuidaba. Mataba conejos, los cocinaba a la brasa, y también algún ciervo. Pescaba peces con trampas construidas con piedras...
-¿No enfermó?
-Me contó que una vez tuvo un dolor de vientre y la serpiente le indicó qué hierba tenía que tomar para sanar.
-Decía Delibes que santos inocentes cada vez hay menos porque se les procura educar. ¿Es Marcos un santo inocente?
-Sin duda. Existen los santos inocentes por culpa de otros hombres que los convierten en santos inocentes.
-¿Jamás masculló rencor?
-Marcos envidiaba a las crías de jabalí: «El macho habría matado por defender a sus hijos. Mi padre no me vendió para hacerme daño. Sólo porque era muy pobre», decía.
-Antes del estío de 1965 una pareja de guardias civiles le halló.
-Marcos echó mano al cuchillo, le dio un mordisco a uno y le arrancó una manga de la guerrera. Se sintió cazado.
-¿Cómo le encontraron?
-En una situación miserable. El pelo hasta las rodillas, uñas interminables... Le llevaron a la barbería. Ante el espejo se miró por primera vez: Marcos no sabía quién era.
-«¡Han cogido al hombre de los bosques!», gritaba el gentío. «¡El hijo de una loba y un pastor! ¡Sólo comía bellotas y raíces...!
-En el cuartel de la Guardia Civil se presentó el padre de Marcos, que le preguntó: «¿Dónde está la chaqueta que te compré, qué has hecho con ella?» Marcos no sintió por él ningún afecto. Muchos años después, le pagan con un talón sin fondos. Marcos pide ver al director de su empresa, que le pregunta: «¿Dónde has estudiado?» «En la montaña, con los lobos», respondió. Y Marcos confiesa a continuación: «Apreté los puños y sentí cómo las uñas se me clavaban en la palma de la mano. No sé si eran las uñas de un lobo...»
-¿Dónde vive Marcos hoy?
-Al sur de Galicia. Feliz.
fuente: http://www.abc.es/20100415/cultura-literatura/gabriel-janer-manila-marcos-20100415.html
fuente: http://www.abc.es/20100415/cultura-literatura/gabriel-janer-manila-marcos-20100415.html
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