ALBERT BERTRAN
Maestro de taichí. En su país condujo camiones, trabajó en el campo, flirteó con el cine; más tarde emigró y ahora enseña en un gimnasio.¿Camionero?
Camionero.
¿Y al mismo tiempo hacía taichí?
Sí.
¿Y era actor?
Mmm... más o menos.
Aquí dice que protagonizó Espíritu de Wushú.
Sí.
¿Y que fue escolta del emperador en Romance de vuelta de la espada.
Sí.
¿...
¿Qué pasa?
No está mal.
Tampoco es para tanto.
Pan Zhencai, el maestro Pan Zhencai: en Shenyang, al otro lado del mundo, su padre atendía un colmado, su madre trabajaba en una fábrica y él, pequeño, estudiaba. La ciudad era enorme y ellos eran humildes. Después lo enviaron al campo, porque aquello era China, y eran los años 60 y tocaba, y allí estuvo una década ¿o casi¿, y al poco de regresar se puso a conducir un camión.
Y al mismo tiempo hacía taichí.
No, en esa época aún no. Empecé después. Pero sí hacía kung-fu. Desde los 15 años hacía kung-fu.
Que es lo normal. En China.
En China sales por las mañanas y los parques están llenos de gente practicando. Unos kung-fu, otros taichí... Entonces sí, es lo normal.
¿Pero lo dejó. ¿Por...?
Bueno... es muy habitual. Todos los maestros de kung-fu terminan haciendo taichí. Sigue siendo una disciplina de defensa, es un arte marcial, pero tiene al mismo tiempo una parte muy espiritual.
¿Que es lo que les dice a sus alumnos?
Sí.
¿En el DIR?
Sí.
En un gimnasio de una ciudad que está a 10.000 kilómetros de la suya, lejos de los parques de Shenyang y de la manera como allá se entiende el taichí. ¿Me equivoco?
No del todo.
¿Y no le parece raro?
No. Así es la vida.
El currículo del maestro Pan contiene una extensa lista de nombres de otros maestros que allá, en Shenyang, lo formaron y le enseñaron lo que sabe. Un currículo de logros. Y de crecimiento. Un currículo que de repente da un giro, uno radical, y muestra cosas como trabajo en cárnicas y en fábricas y de nuevo el campo. El maestro Pan había emigrado.
¿Por qué se vino?
Por la misma razón por la que muchos chinos han venido a España. Porque escuchamos cosas. Porque vuelven los que ya han estado aquí y no dicen más que cosas buenas. Y en mi caso particular, porque algunos me dijeron que podía dar clases, que aquí había un amor y un respeto particulares por la cultura oriental.
Y aun así le tocó duro.
Sí, entre el 2002 y el 2008 lo pasé muy mal. Trabajo precario. Cárnicas. Daba clases particulares pero era distinto, no era como ahora.
Porque ahora vive de eso.
Sí.
Y no sabe español. Ni catalán.
Lo he intentado, pero son idiomas muy difíciles. No se me da.
¿Y cómo hace?
¿Sé las palabras que tengo que saber para comunicarme con mis alumnos. El resto es lenguaje corporal.
¿Hay mucha diferencia?
¿Diferencia?
Sí, entre enseñar aquí y en China.
Claro. Allá enseñaba en un parque. Si llovía, todos a casa.
En serio.
Vale... Sí, claro, es distinto. Allí soy más un maestro y aquí soy más un amigo. Allí puedo ser más duro, más exigente, tengo derecho a regañar. Allí es normal... quiero decir, no pasa nada si le pegas a un alumno... bueno, pegar... sin hacer daño, se entiende... Aquí, por supuesto, eso es impensable. Doy clases en un gimnasio, ¿me entiende? Es diferente.
Otra manera de entenderlo.
El taichí es una disciplina de defensa personal, pero aquí se entiende más como un tema de relajación. No pasa nada, no critico, simplemente es así. Y yo me acoplo a eso.
¿Piensa volver a China?
No, al contrario, estoy tratando de traer a mi mujer, que aún vive allá. La ley lo pone difícil, pero ahí estoy. Ya veremos qué pasa.
Comentarios