Dos niños se refrescan en una fuente de la zona comercial de Pekín (China). EFE/Archivo
Las reservas de agua de Pekín sólo pueden satisfacer a la mitad de sus habitantes, según Wang Jian, experto de la ONG Green SOS, un problema derivado de la superpoblación que se suma a otros como, según los especialistas, la gestión de los servicios públicos y de la sociedad, el incremento del precio de la vivienda y los cambios en el sistema educativo.
Según estudios previos, Pekín debía alcanzar casi los 20 millones de habitantes dentro de una década y el Consejo de Estado (Ejecutivo chino) había estimado en su proyecto de desarrollo de la capital que su población debería limitarse en 18 millones para 2020.
El informe de Pekín señala que alrededor de 12,46 millones de habitantes disfrutaban a finales de 2009 del permiso de residencia en la capital, conocido en China como "hukou", de los cuales unos 7,26 millones eran trabajadores inmigrantes que vivieron durante más de medio año en la ciudad y que pasaban a ser considerados como residentes permanentes a pesar de no tener dicho permiso.
Además, el estudio subraya que la principal razón por la que el censo de Pekín aumentó de forma rápida entre 2006 y 2009 (los cuatro primeros años del undécimo Plan Quinquenal de Desarrollo estatal) fue el incremento de la población flotante.
A principios del presente mes de julio, el ministro de Seguridad Pública, Meng Jianzhu, declaró que "la creciente población flotante ha creado muchos problemas en la gestión de la ciudad (Pekín)".
"Muchos pueblos tienen una población flotante, principalmente trabajadores inmigrantes, que superan en número a los residentes originales, a veces por 10 a uno", añadió.
Estas declaraciones coincidieron con el anuncio de las autoridades de la capital china de que están estudiando restringir el acceso en algunas áreas de la capital tras el "éxito" de un proyecto en un distrito en el que se requiere identificación para entrar y que, según el Gobierno, ayuda a reducir la delincuencia y controlar a la población flotante.
La idea levantó una fuerte polémica entre varios sectores sociales, como los medios de comunicación y los académicos, que además de calificar la medida como una "cárcel", subrayan que es una forma de discriminar a los trabajadores inmigrantes que trabajan en las ciudades y no disponen de "hukou".
Por su parte, el primer ministro chino, Wen Jiabao, había declarado este año durante la Asamblea Nacional Popular (ANP, Legislativo) que China iba a relajar las restricciones del "hukou", establecido hace 52 años, para evitar la inmigración rural a las ciudades.
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