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Carlos Spottorno refleja en 'China Western' la realidad cambiante de la región del gigante asiático
El fotógrafo húngaro retrata en un libro el nuevo paisaje de uno de los enclaves estratégicos más importantes de la República Popular
Desayuno en un restaurante a las afueras de Kashgar, una de las imágenes que componen el libro de fotografías de Carlos Spottorno. :: LA FÁBRICA EDITORIAL
Desayuno en un restaurante a las afueras de Kashgar, una de las imágenes que componen el libro de fotografías de Carlos Spottorno. :: LA FÁBRICA EDITORIAL
«El proyecto que me ha tenido obsesionado los últimos cuatro años se ha hecho realidad», confiesa el fotógrafo Carlos Spottorno en su 'blog'. Esa obsesión se traduce en un magnífico recorrido visual por la región de Xinjiang en 'China Western', libro editado por La Fábrica.
La imágenes de esta región, a pesar de estar muy presente en los medios de comunicación, sobre todo por el control sobre la población perteneciente a la minoría uigur por parte de las autoridades chinas, es casi una perfecta desconocida.
Un misterio que el fotógrafo húngaro, nacido en 1971 en Budapest, desvela a través de las caras, los paisajes y las realidades captadas que revelan el trasfondo socioeconómico y cultural de lo que es una de las zonas más despobladas del país.
El clarificador prólogo del experto en Asia Central Nicolás de Pedro analiza las claves de una región que ocupa una sexta parte del territorio chino y que vive, casi permanentemente, en un conflicto latente con explosiones cíclicas de violencia que se han agravado en los últimos años.
«La principal preocupación y el mayor desafío para Pekín sigue siendo la minoría uigur y su manifiesto malestar dentro de la República Popular», escribe De Pedro.
Es lógico, ya que este pueblo de lengua túrquica y religión musulmana suní se encuentra, por perspectiva cultural e histórica, más próximo a los uzbekos que a los chinos. Pero tras la conquista de lo que hoy es Xinjiang por parte de la dinastía Qing (1758), y con su bautismo en 1884 con el nombre por el que hoy la conocemos y que significa 'Nuevo Dominio', los uigures no fueron capaces de establecer un movimiento unitario y declarar la independencia de su territorio.
El sueño independentista sigue ahí, revitalizado desde la década de los 90, pero Pekín lo ha controlado combinando tres tipo de políticas, señala De Pedro: la represión dura y sistemática de cualquier actividad uigur no permitida, la disolución de su identidad y la implementación de los grandes planes de desarrollo. «Todo esto confiere al proyecto chino en Xinjiang un fuerte carácter colonial y en el que los chinos se han arrogado el papel de modernizadores de la comunidad uigur», matiza el experto.
La nueva ruta de la seda
Las fotografía de Spottorno evidencia esa labor titánica de desarrollo que modifica un paisaje rico en oro, uranio y petróleo en una tierra abierta en canal para albergar gasoductos como el que une China con Kazajstán o como el oleoducto que, a través de Pakistán, conectará Xinjiang con el mar Arábigo.
«Las autoridades chinas aspiran hacer de Xinjiang el polo dinamizador de la Eurasia interior y el eje sobre el que articular una nueva y visionaria ruta de la seda que conecte Europa y Asia», matiza Nicolás de Pedro en su interesantísimo análisis.
Un desarrollo que ya desde el trabajo marca una diferencia de clase en el que los uigures quedan en el escalafón más bajo, a pesar de ser, aún, el grupo mayoritario de una población que rondaba en el año 2003 los veinte millones de habitantes y de la que los uigures suponían el 45,6%.
Pero 'China Western' va más allá y no olvida mostrar los mercados en los que se venden perros descuartizados, los carteles propagandísticos de la República Popular mezclados con escenas cotidianas o los puestos de juguetes y caramelos, sobre unos suelos que parecen estar congelados perpetuamente, que siguen alimentando los sueños de esos niños que nos muestra jugando en patios de colegios y en parques que en Europa siguen siendo unos desconocidos.
Y caras, muchas caras que reflejan la dureza de una región que les obliga a vivir en valles fértiles, para evitar el desierto de Taklamakán, uno de los más inhóspitos del planeta, y nos cuentan una historia que a veces se ahoga en episodios violentos como el que sacudió Xinjiang en los 90.
Carlos Spottorno nació en Budapest en 1971. Pasó su infancia y juventud en Roma, París y Madrid. Aunque su carrera comenzó como director de arte muy pronto se pasó a la fotografía profesional, que ha desarrollado en medios como National Geographic, Le Monde, El País y The New York Times, además de en campañas para empresas como Nike o Vodafone.
China no ve con buenos ojos la práctica del Islam por los uigures. Un edificio burocrático chino junto a una construcción tradicional en ruinas refleja lo que sucede en la región.
Carlos Spottorno
Estas 2 últimas fotos : http://www.soitu.es/soitu/2009/07/06/fotografia/1246896206_271986.html
Fuente: http://www.larioja.com/v/20100704/cultura/xinjiang-alla-conflictos-20100704.html
China no ve con buenos ojos la práctica del Islam por los uigures. Un edificio burocrático chino junto a una construcción tradicional en ruinas refleja lo que sucede en la región.
Carlos Spottorno
Estas 2 últimas fotos : http://www.soitu.es/soitu/2009/07/06/fotografia/1246896206_271986.html
Fuente: http://www.larioja.com/v/20100704/cultura/xinjiang-alla-conflictos-20100704.html
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