Antes de morir, el padre de Juan Luis le dijo que él y su amigo Antonio eran niños "comprados al nacer". Llevaban toda la vida sospechándolo, pero cuando escucharon esas palabras, apenas pudieron dar crédito. El mundo se les vino encima. Así es como comenzó hace tres años la segunda parte la vida de Juan Luis Moreno, de 40 años, y Antonio Barroso, de 41, que buscan a diario alguna pista para saber de dónde vienen. "Necesito conocer mis raíces", exige Barroso.
Con una prueba de ADN, ambos comprobaron que sus madres no eran biológicas, y que por tanto sus partidas de nacimiento estaban "manipuladas". Sus familias, residentes en Vilanova u la Geltrú, no podían tener hijos, así que hicieron uso de los contactos que tenían en Zaragoza. "Por 150.000 pesetas podías adquirir un niño o una niña, a la carta", relata Moreno con cierta ironía. Un poco más de dinero de lo que les había costado el piso a sus padres, unas 112.000.
Para ellos, sus padres adoptivos "lo son todo", pero no pueden evitar pensar que su vida es "una mentira" y sentirse mal. "¿Cómo te quedas cuando te enteras de que no has nacido donde has nacido?". Esta es la pregunta que se hacen cuando recuerdan y su historia.
Respuestas
No necesitan que nadie conteste a la pregunta, pero sí que desean obtener respuestas. Y es que tan solo saben que vinieron al mundo a finales de los años 60, que Moreno fue comprado a un cura en la clínica ya desaparecida Pérez Serrano de Zaragoza, y que unos meses antes había sucedido lo mismo con Barroso en el hospital Miguel Servet. Sin embargo, desde este centro sanitario les comunicaron que no hay constancia de ninguno de ellos, que no existen datos. "Eso demuestra que hay algo que no cuadra, que todo esto va mucho más allá", apuntan.
Empezaron a remover su pasado con la ayuda del abogado, Enrique Vila. Las tres demandas que han presentado en los juzgados de Zaragoza, la Audiencia Provincial y en el Tribunal Supremo de Madrid han sido archivadas.
En octubre del 2009 fundaron la Asociación Nacional de Afectados por Adopciones Ilegales (www.anadir.es), de la que Barroso es presidente y Moreno, vicepresidente. El fin es agrupar a todos los que saben o tienen indicios de que no fueron adoptados por la vía legal en los años del franquismo. "Muchas veces se siguió un mismo patrón, le decían a la madre que su hijo estaba muerto y que no se lo enseñaban para no crear ningún trauma", señalan. Unas prácticas que se han extendido hasta los años 90 e incluso llevan casos que datan del 2007.
Son 60 miembros de los que tres son aragoneses, pero calculan que en octubre serán cerca de un centenar. En esas fechas Anadir presentará en la Audiencia Nacional una denuncia colectiva que afrontan "con mucha fuerza", según Barroso. Si no se soluciona acudirán a Bruselas "porque en la justicia española se tapan unos a otros". Hasta entonces, todos ellos ya han empezado a reescribir su historia.
Fuente: http://www.elperiodicodearagon.com/noticias/noticia.asp?pkid=600256
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