Dos mujeres narran su experiencia tras haber adoptado a sendas niñas procedentes de China y Etiopía
Lorena y Juan José, con su hijo Haftamu, de nueve años :: ALFREDO IGLESIAS
Lorena y Juan José, con su hijo Haftamu, de nueve años :: ALFREDO IGLESIAS
Por todos es bien sabido que la adopción de un niño es un proceso largo y complicado. Más si se trata de una adopción internacional. Pero en los últimos tiempos está surgiendo una nueva realidad: se están endureciendo las condiciones para las familias monoparentales. De hecho, países que hasta hace poco tiempo la permitían, como China y Etiopía, han decidido cerrar sus puertas para aquellas personas solteras que quieran adoptar a un niño.
Así lo confirman las hermanas Lorena y Mila Pérez, integrantes de la Asociación de Familias Adoptantes y de Acogimiento de La Rioja (AFAAR). Y es que ellas lo han vivido en carne propia.
Ambas concretaron su primera adopción. La hija de Lorena, procedente de China, llegó en septiembre de 2007. Seis meses más tarde llegó, desde Etiopía, la hija de Mila. «Hasta ese año, este país estaba funcionando fenomenal. Venían los niños, sobre todo los de 6 ó 7 años, llegaban rapidísimo. En seis meses aproximadamente estaba la asignación y llegaba el niño a España, pero este año, Etiopía pegó un frenazo enorme. China ya lo había pegado».
Familia que adoptó a un niño haitiano tras el terremoto. :: REUTERS
Familia que adoptó a un niño haitiano tras el terremoto. :: REUTERS
Lorena recuerda que su expediente llegó a China en el año 2005. En seis meses se resolvió el expediente, pero tuvo que esperar dos años y medio para que llegara su hija. Hasta ese año, en China los expedientes se resolvían en seis meses y, en el mismo plazo de tiempo, el niño estaba en España. Pero a finales de ese año se produjo el parón.
«En 2007, se endurecieron los criterios y los solteros ya no podíamos adoptar en China. Para esa fecha, Etiopía funcionaba muy bien, pero en 2009 empezó a ralentizarse. En Etiopía la razón ha sido más clara: al cerrar China, ha tenido un exceso de demanda».
El caso de Mila es muy distinto. Le ha costado 10 años adoptar. Empezó en el año 1997. Su primer intento fue en México, pero después de cinco años sin resultados, desistió. Luego lo intentó con Kajazstán y la experiencia fue muy negativa: tres años de espera y unos 25.000 euros de gastos -18.000 para la Entidad Colaboradora de Adopción Internacional (ECAI) y 7.000 en viajes, estadías y otros gastos- pero sin resultados. Aunque por algún tiempo pensó en «tirar la toalla», finalmente lo intentó con Etiopía. Habiendo obtenido su certificado de idoneidad y estando su expediente en ese país, en seis meses le asignaron a su hija.
«Pero ahora han cerrado el grifo a los monoparentales. Yo podría adoptar en Etiopía por ya ser madre de etíope, pero una persona soltera que quiere iniciar un expediente en ese país, ahora ya no puede hacerlo», señala Mila.
Y es que, para ambas hermanas, es injusto el cliché de que los niños deben ser adoptados por familias biparentales. «Los solteros siempre somos la última opción. Normalmente las parejas lo que desean es tener un hijo, intentan el hijo biológico, luego van a la inseminación artificial, pasan por 'in vitro' y, el hijo adoptado, es el último recurso. Para los solteros, un hijo adoptado es nuestra primera ilusión y nuestra primera opción», enfatiza Lorena.
En cualquier caso, Lorena y Mila reconocen el buen trabajo realizado por la Consejería de Servicios Sociales de La Rioja, ya que se cumplen a rajatabla los plazos y, en seis meses, está listo el certificado de idoneidad. Es un trabajo que ha ido mejorando con el tiempo y, para perfeccionarlo, sólo falta que se publiquen las lista de los expedientes para saber su progreso. Y es que, «la espera desespera» y a las familias les ilusiona ver como «corren las listas».
A pesar de todas las dificultades, Mila está dispuesta a intentarlo de nuevo. Probará otra vez con Etiopía y, si no lo logra, intentará con otro país. Lorena lo está pensando y, de concretarse, lo intentará con Marruecos. No les importa el color o la raza.
«Cuando tienes un hijo adoptado y es de otra raza, llega un momento en que no le ves la raza. Yo veo a mi hija y no la veo china. Es algo que cuesta entenderlo, pero ya no ves si es negra o si tiene ojos rasgados. Ya solamente ves al niño». Y es que ambas hermanas sólo pueden ver a sus hijas a través de los ojos del amor.
Fuente: http://www.elcorreo.com/alava/v/20100830/rioja/solteros-menos-posibilidades-20100830.html
Fuente: http://www.elcorreo.com/alava/v/20100830/rioja/solteros-menos-posibilidades-20100830.html
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