China sobrepasa a Japón como segunda economía mundial y espera rebasar a Estados Unidos en 2025
Un billete de 100 yuanes, cuya apreciación colocaría a China en lo más alto. :: EFE
Un billete de 100 yuanes, cuya apreciación colocaría a China en lo más alto. :: EFE
Con los Juegos Olímpicos de Pekín, se colgó el bronce que había pertenecido durante décadas a Alemania. Ahora, con la Exposición Universal de Shanghai, le arrebata la plata a Japón. Ha costado, pero ya es oficial: después de haber crecido un 11,1% en la primera mitad del año, China se ha convertido en la segunda economía mundial. Y quiere el oro. Según diferentes previsiones, realizadas por organismos tan diversos como el Banco Mundial, Goldman Sachs o el Fondo Monetario Internacional, el gigante asiático podría alcanzar lo alto del podio entre 2025 y 2030.
No es de extrañar. Ya es el principal exportador mundial, el mercado automovilístico más importante -ayer finalizó la operación por el que el fabricante chino Geely Holding Group se ha hecho con la sueca Volvo por 1.380 millones de euros-, el país que más bienes produce, el más contaminante y, según la Agencia Internacional de la Energía, este año se ha convertido también en el territorio que más kilovatios engulle. En cifras absolutas, claro. Todavía cada chino consume una cuarta parte de energía que un estadounidense y algo menos de un tercio de la que necesita un europeo.
Lo mismo sucede con el PIB. Aunque se estima que el país ha alcanzado ya los 4,8 billones de euros (frente a unos 4,6 billones de Japón), la renta per cápita en el gigante asiático, que ronda los 2.900 euros y esconde grandes disparidades sociales, todavía está en el puesto 124, lejos de los 30.000 euros del país del Sol Naciente y de los 32.300 de Estados Unidos. Pero la fuerza demográfica de los 1.350 millones de habitantes del país más poblado del mundo ya ha conseguido que las estrellas amarillas sobre fondo rojo sangre sean una alternativa política y comercial a las barras y estrellas en la esfera internacional.
Pekín repite hasta la extenuación que no hará uso de su recién adquirido poder económico para interferir en los asuntos internos de otros países, en clara alusión a las invasiones lideradas por Washington, pero su presencia en África y América Latina levanta ampollas y, el pasado fin de semana, representantes del Ejército aseguraron que China continuará su carrera armamentística para modernizar sus Fuerzas Armadas y «ganar guerras regionales». Quizá se haga así con el papel que jugó la Unión Soviética, aunque las guerras del siglo XXI son comerciales y los misiles se llaman aranceles.
Sin duda, el mundo ha cambiado desde que Deng Xiaoping decidió guardar la hoz y el martillo en el desván. Gracias a tres décadas en las que China ha crecido a una media que coquetea con el 10%, su transformación está llamada a ser la más importante del planeta. Más de 400 millones de personas han dejado atrás la pobreza y la calidad de vida es notablemente superior a la de vecinos como India, Bangladesh o Vietnam.
Ello ha contribuido también a crear un mercado interno que, aunque todavía no es capaz de tomar el relevo del sector exterior como motor de crecimiento, pronto se convertirá en el más importante del planeta. No en vano ya lo es para las marcas del sector del lujo y el número de empresas chinas que entra en la lista de Forbes 500 aumenta de forma exponencial, junto al número de milmillonarios. Ahora, la incógnita se encuentra en qué hará el gobierno con el yuan. Sin duda, una apreciación de su divisa le daría a China un brusco empujón hacia lo más alto.
Fuente: http://www.elcorreo.com/vizcaya/v/20100803/economia/gran-dragon-plata-20100803.html
Fuente: http://www.elcorreo.com/vizcaya/v/20100803/economia/gran-dragon-plata-20100803.html
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