- • Edimburgo estrena un ‘show’ que censura las adopciones de la diva
- El actor de Malawi Robert Magasa emula a Madonna, en una escena del espectáculo.
El dinero que todo lo puede frente a la pobreza sin límites. Una estrella del pop capaz de cambiar la constitución de un país africano a golpe de talonario. La niña que salta del orfanato infecto al jet privado. De la choza al Ritz de París. De los harapos a Baby Dior. Madonna y la polémica adopción de su última hija se han transformado en el argumento de un musical cuyo estreno europeo tendrá lugar hoy en el George’s West de Edimburgo. Una troupe de artistas de Malawi ha reconstruido, con canciones y bailes, la larga batalla judicial de la diva americana para obtener la custodia de una huérfana local de cuatro años.
Mercy Madonna of Malawi se presenta en la sección fringe, la más informal e inventiva del festival de teatro que cada verano se celebra en la capital escocesa. «La verdadera historia de la niña adoptada por Madonna y el caso que dividió al mundo», reza la publicidad. Un montaje «provocador, irreverente y lleno de música», según su creador y director, Toby Gough.
Mezclando humor, emoción, danzas tradicionales africanas y ritmos occidentales, el musical plantea algunos pertinentes dilemas morales sobre la identidad africana y ese maridaje de celebridad y miseria que tanto se estila en el mundo del show business. Un actor, alto y negro, Robert Magasa, acicalado con una larga peluca rubia y la cara pintada de blanco, encarna a la cantante, mientras los chicos y chicas del coro visten unas camisetas en las que se lee un «Adóptame» junto a una flecha que apunta hacia sus rostros. La obra ha sido un auténtico éxito en Malawi, donde la propia Madonna asistió, acompañada por 24 guardaespaldas, a una representación privada a principios de este año, en el Kumbali Cultural Village, a las afueras de la localidad de Lilongwe. La estrella hizo incluso un revelador comentario en voz alta, según discurría la historia.
EL DINERO ES LA RESPUESTA /
En el escenario, el protagonista, que había vivido en Occidente y regresaba a su país después de 20 años, contaba que los azungo, es decir, los blancos, «lo hacen todo con el reloj en la mano». «Ahora me doy cuenta», proseguía, «que toda la gente blanca tiene relojes, pero nosotros en Malawi tenemos el tiempo». En ese momento Madonna le contestó: «No, no tenéis el tiempo. Necesitáis trabajar duro. ¿Sabéis qué?, el dinero es la respuesta para todo».
Más tarde, por repetir a los periodistas la anécdota y contar algunos secretos de la estancia de la cantante, el actor perdió su trabajo.
La adopción de un niño primero, David Banda, y una niña después, Chifundo Mercy James, han provocado una enorme controversia y un gran debate en Occidente. Ahora bien, los relatos de los periodistas británicos que siguieron en África ambos procesos coinciden en que la gente local, apasionada con la adopción, es mucho menos crítica. La inmensa mayoría apenas conoce a Madonna, pero la tiene por un ángel, y considera que es mejor para los pequeños que hayan sido adoptados y disfruten de oportunidades con las que ellos no pueden ni soñar. Uno de los compositores más famosos de Malawi, Ben Michael Mankhamba, que ha escrito varios números del show, opina que ante situaciones tan difíciles como las que vive su país es complicado decidir qué es lo mejor.
NIÑOS QUE SUFREN /
«En Malawi tenemos muchos niños que sufren», afirma, «y si hay alguien que es capaz de cuidar de ellos, no tenemos problema en dárselos. Es mejor para ellos tener una buena vida, que estar sufriendo aquí».
El musical no toma partido y se abstiene de presentar a la estrella del rock como una santa o una villana. Para unos, es una mujer que está empleando su dinero en ayudar a los niños africanos. Para otros, se trata de alguien que, con su riqueza, puede hacerse con un nuevo hijo siempre que le apetezca.
El director de la obra se pregunta si es legítimo para un menor dejar su propia cultura, aunque eso signifique disfrutar de una vida de riqueza y privilegios. «Hemos reescrito algunas de las canciones de Madonna para contar la historia de cómo acabó en Malawi, los problemas que detuvieron el proceso y lo que se piensa de todo eso allí». «Los niños», señala Toby Gough, «acaban en los orfanatos a causa de la pobreza. Hay maneras de cuidar de ellos en sus propios países sin llevárselos a otras culturas».
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