Iniciamos hoy una nueva colaboración con Namasté, una organización que trabaja con menores en Nepal. José de la Torre, presidente de la ONG, visita esas tierras durante tres semanas. Justo antes de aterrizar en Nepal, desde Bangkok, se presenta a los lectores del blog solidario de 20minutos.es.
Mi nombre es José de la Torre y soy el presidente de Namaste ONG voluntariado en Nepal. Nuestra ONG nació en octubre de 2008 a raíz de mi experiencia que como voluntario realicé durante un mes en Nepal, en concreto, en el orfanato de Ganganagar, situado en el Parque Nacional de Chitwan, en el sur del país.
Allí mi corazón fue conquistado por 23 niños y niñas, con su dulzura, su cariño y su eterna sonrisa. Durante ese tiempo, compartí con ellos, sus juegos, sus deberes, tareas domésticas... y como dijo Maruja Torres, "cuando dejé ese país atrás, sentí lo mismo que cuando uno cierra una puerta, y se da cuenta, tarde, que ha olvidado algo dentro".
A mi regreso, les comenté mi experiencia a mis compañeros de trabajo y hubo una respuesta en cadena de que todos querían involucrarse, unos con donaciones, otros acudiendo sobre el terreno como voluntarios, otros organizando conciertos para recaudar dinero. Desbordado por la respuesta y animado por todos, decidí crear esta ONG con la idea de que estos niños no dependiesen de las donaciones de los voluntarios para tener una calidad de vida aceptable, sino conseguir que el orfanato fuese autosuficiente y sostenible.
En aquel momento, los niños comían solo el Dal Bath, "arroz y lentejas", plato nacional de Nepal, sin ningún tipo de variedad en la dieta ni aportes proteínicos, por lo que nuestro primer viaje, ya como ONG, y con un grupo formado por 12 voluntarios, montamos un campamento de trabajo, donde se pintó la casa, se aró y plantó un huerto con gran variedad de verduras y frutas, se construyó un cobertizo para los animales, que fueron comprados para añadir leche y carne a su dieta y durante 18 días disfrutamos viendo como se transformaba la casa. Hoy día, tienen arroz plantado para su consumo para todo el año, un huerto con verduras y frutas, una pequeña alberca con peces para su consumo, leche a diario y carne dos veces a la semana, pero lo mas maravilloso fue la labor humana que los voluntarios realizaron con los niños durante este tiempo, ayudando con sus tareas, en el colegio, en la casa, con juegos sin fin, etc.
Lo que comenzó como un viaje solidario por mi parte, transformó la calidad de vida de esos niños y me animó a emprender otros proyectos, que son los que a lo largo de estas tres semanas os iré narrando... Solo como anticipo, os diré que ya disponemos de un orfanato en Lalitpur, cerca de Kathmandú, donde 13 niños que vivían de los restos de comida de los vecinos, entre excrementos de perro y durmiendo en el suelo, ahora su vida está cambiando, pero eso os lo contaré en la próxima entrega, que ya estaré allí con ellos.
José de la Torre - Namasté - Nepal
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