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Desde Mweso (RDCongo, MSF)

Por Pavithra Natarajan (RDCongo, MSF)

Mweso, mi nuevo hogar en Congo. Hasta agosto estuve trabajando en el proyecto de Kitchanga, también en Kivu Norte, pero me trasladaron aquí. Y he pasado de las clínicas móviles en la jungla y los ríos a llevar todo un hospital con 140 camas, principalmente ocupadas por niños y mujeres embarazadas, lo cual al comienzo fue francamente tremendo.


Además, al poco de llegar hubo nuevos cambios en el equipo, así que ahora llevo también la farmacia del hospital y toda la logística relacionada con ella, y superviso a un equipo de 30 enfermeras, además de a otros seis médicos. Sumad esto a la supervisión médica del hospital, incluyendo la unidad de cuidados intensivos, y tendréis un resultado muy cuantificable: 20 llaves colgando de mi cinturón. Ah, también llevo una radio.

Trabajo junto con un equipo de médicos del Ministerio congoleño de Salud. Es parte de nuestra política de respaldar las infraestructuras sanitarias locales en lugar de sustituirlas con médicos venidos de fuera del país, una estrategia en la que creo firmemente. Pero tengo la sensacoón de que voy a necesitar todas mis habilidades negociadoras... en francés.

La patología aquí, como médico que soy, me parece muy interesante desde el punto de vista profesional, pero la falta de medios de diagnóstico me descoloca un poco. Nada de rayos X, claro, pero ni siquiera instalaciones para cultivos. Al menos tenemos una máquina “FBC” para análisis hematológico, además de un microscopio de examen de deposiciones y urina, y podemos realizar las pruebas de diagnóstico para la hepatitis B y C, la sífilis y el VIH.

Tenemos muchos casos de tuberculosis, malaria, desnutrición, neumonías, gastroenteritis, y ocasionalmente pacientes con cardiopatías, nódulos linfáticos masivos, y otros casos raros en los que, por muchas vueltas que les demos, no hay forma de confirmar el diagnóstico.


Mweso es una aldea pequeña con una calle principal. Los demás “expatriados” (como llamamos en MSF a los trabajadores internacionales) piensan que estoy loca cuando la llamo “la calle principal”, porque no es más que una carretera de barro, flanqueada por casas de adobe, que a su vez están coronadas por techos de paja, todo ello animado por cabras. Y poco más. Pero a mí me da una cierta sensación de normalidad.

En comparación, el hospital es enorme. La gente viene de las aldeas de aquí cerca, y de las no tan cerca. Algunos incluso vienen de un pueblo situado en las montañas al que nosotros solíamos ir con las clínicas móviles, y tardan unas seis horas en llegar a Mweso.

Desde mi vieja habitación en Kitchanga, veía verdes montañas y atardeceres espectaculares. Aquí, en Mweso, mi habitación en la casa de MSF está puerta con puerta con la oficina, y mis vistas son una pared de piedra gris y, en la cima de la colina, el campo de desplazados internos. Personas que han huido de sus casas, algo terriblemente común en Congo.

Fuente : http://blogs.20minutos.es/blog-solidario-cooperantes/post/2009/10/23/hola-desde-mweso

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