El país invitado en Fráncfort exhibe su primacía en la invención de la imprenta y en la fabricación de lectores de libros electrónicos y la ´explotación´ de la literatura ´on-line´.
Qué mejor lugar para proclamar la paternidad china del papel y la imprenta que Fráncfort: el antiguo mercado medieval de libros, a solo 30 kilómetros de Maguncia, donde se enseñaba que en 1449 Joannes Gutenberg inventó la imprenta. Pues bien, impasible ante el desinterés por su literatura y (no tanto) por la presencia de los incómodos disidentes, China ha dedicado la exposición central de la Feria del Libro de Fráncfort a explicar, en la patria de Gutenberg, que el pasado de la impresión es suyo. Y el futuro. Al menos el de la fabricación de lectores de libros electrónicos a bajo precio.
Tres milenios de edición en China es el lema del pabellón oficial. Los grandes capítulos de la historia del libro son la invención del papel (el siglo II antes de Cristo, en China), la xilografía en color (en el siglo X, en China), la imprenta de tipos móviles de madera (por Bi Sheng el año 1041; a Gutenberg solo le queda el honor de introducir los tipos metálicos) y la transmisión de estas técnicas a través de la Ruta del Libro (la de la Seda), hasta el retorno desde Occidente de la impresión mecánica moderna.
La exposición acaba con los e- readers. Los que China fabrica y se venden en EEUU y Europa. Aunque el libro on line en China no es solo cacharrería, sino un mercado autosuficiente. Muy grande. Si en Occidente se habla de llevar el libro de papel al mundo digital, en China las webs funcionan como editoriales. ¿Las cifras? La principal web literaria, Shanda, tiene 40 millones de usuarios diarios y 700.000 personas han colgado sus escritos en ella. El negocio, además, cuadra: la lectura de la primera mitad del libro es gratis y el resto sale a 40 céntimos de euro por cada mil ideogramas. A veces, cuando un libro tiene éxito, se firma un contrato profesional con el autor. Y hasta sale en papel (en Shanda, solo 1.500 de sus 2,7 millones de títulos). De nuevo, nuestro mundo al revés. ¿Y el Dan Brown digital chino? Zhang Wei. 29 años. Autor de ciencia ficción que vende unas 400.000 copias de cada uno de sus títulos (y lleva nueve series de 10 libros).
Los invitados chinos hicieron ayer balance de su presencia en Fráncfort. El comisario, Zhang Fuhai, afirmó que en su país "no hay un sistema de censura de los libros, sino que son los editores los que deciden si publican un libro en función del interés para el lector y en coherencia con la ley china". Son evidentes las diferencias entre Alemania y China, se le planteó. "Sí, las tenemos. Las almohadas alemanas son muy blandas y las chinas, más duras", respondió Zhang. Teniendo en cuenta el sistema de ejecución de prisioneros en su país, más que humor amarillo, humor negro
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