ÓSCAR PÉREZ PSICÓLOGO DE ASIO
La procedencia del menor adoptado puede determinar su conducta con sus padres adoptivos. Óscar Pérez sostiene que los niños procedentes del Este «nada tienen que ver» con los adoptados en Sudamérica, ya que éstos últimos «permanecen en casas de acogida, su idioma es similar al nuestro, mientras que en Rusia, el sistema de protección del menor es muy perjudicial para ellos y eso marca psicológicamente mucho». También influye en el menor su edad, su carácter y cómo éste sea manejado por los padres adoptantes. No en vano, «hay más tasas de ruptura cuando el niño se adopta más mayor, pero esto se produce porque la familia no ha tenido previamente las claves para solucionar las dificultades que se presentan en la convivencia y en la educación». Y es que, a partir de los 7-8 años, los niños se empiezan a hacer preguntas y a ser conscientes de que fueron abandonados por sus progenitores y entregados en adopción. Además, tienen lagunas y buscan explicaciones y respuestas que hay que darles desde muy pequeños: «No podemos pensar que el niño nació cuando lo adoptamos; presentan trastornos de apego, de conducta, porque muchos de ellos se pasan su primer año de vida mirando un techo blanco, sin abrazos, sin teta, sin risas...»
Fuente: http://www.laverdad.es/albacete/v/20100614/albacete/origen-edad-influyen-mucho-20100614.html
La procedencia del menor adoptado puede determinar su conducta con sus padres adoptivos. Óscar Pérez sostiene que los niños procedentes del Este «nada tienen que ver» con los adoptados en Sudamérica, ya que éstos últimos «permanecen en casas de acogida, su idioma es similar al nuestro, mientras que en Rusia, el sistema de protección del menor es muy perjudicial para ellos y eso marca psicológicamente mucho». También influye en el menor su edad, su carácter y cómo éste sea manejado por los padres adoptantes. No en vano, «hay más tasas de ruptura cuando el niño se adopta más mayor, pero esto se produce porque la familia no ha tenido previamente las claves para solucionar las dificultades que se presentan en la convivencia y en la educación». Y es que, a partir de los 7-8 años, los niños se empiezan a hacer preguntas y a ser conscientes de que fueron abandonados por sus progenitores y entregados en adopción. Además, tienen lagunas y buscan explicaciones y respuestas que hay que darles desde muy pequeños: «No podemos pensar que el niño nació cuando lo adoptamos; presentan trastornos de apego, de conducta, porque muchos de ellos se pasan su primer año de vida mirando un techo blanco, sin abrazos, sin teta, sin risas...»
Fuente: http://www.laverdad.es/albacete/v/20100614/albacete/origen-edad-influyen-mucho-20100614.html
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