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Presión en la selectividad china

A la prueba se presentaron más de 9,57 millones de estudiantes, 650.000 menos que el año anterior.

Los estudiantes se ven sometidos a una fuerte presión para conseguir una de las 6,5 millones de plazas disponibles.


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Estudiantes universitarios hacen cola para una "feria de ofertas laborales" en el Instituto de desarrollo de software de Guangzhou, en el sur de China (AP)

Esta semana se llevo a cabo en China el examen Gao Kao que asigna las plazas en la universidad a los estudiantes, quienes se ven sometidos a la presión familiar y social para conseguirla en las mejores del país. Durante los doce años que comprende la educación primaria y secundaria en el gigante asiático, los estudiantes se preparan para la selectividad con largas horas de estudio y de nervios ante el temor a hacerlo mal. La presión es tan grande que en algunos casos los estudiantes llegan a suicidarse, como fue el caso reciente de una alumna de secundaria que salto de un edificio en Xian, quedándose parapléjica y sufriendo importantes daños en la columna.

La joven explicó que la razón de su suicidio fue que no podía soportar tener que estudiar 18 horas al día. “Esta experiencia me hace sentirme mejor. Odio la escuela y no me hace querer a mis profesores y compañeros, ya que sólo se centra en la tasa de éxito de entrada a la universidad. Por ello, no deseo sacrificar mi vida por tan poco provechoso beneficio”, puntualizó.

Por su parte, Xu Tao, un estudiante de 18 años de la provincia de Shandong, que se examinó a principios de semana de la prueba, cree que sus padres no le presionan mucho, aunque estos si le mencionan con frecuencia el resultado que consiguieron otros familiares y amigos, por lo que siente la presión en sus hombros. “La presión recae sobre nosotros porque es difícil entrar en universidades famosas, y si no accedes a ellas, las posibilidades laborales serán menores. En mi caso, creo que no tendré problema para entrar en la universidad, pero creo que será muy difícil entrar en las que tienen mejor reputación, como las de Tsinghua o Peking en la capital”, añadió Xu.

Otra estudiante, Zhang Xidong, una joven de 20 años de la provincia de Hebei comentó que no hizo las pruebas del todo bien, siendo matemáticas la que mejor le salió y la de chino la que peor. “La verdad es que no sé qué quiero estudiar cuando sepa la nota. Pero tengo claro que no podré acceder a una buena universidad”, lamentó Zhang.

Este año se presentaron un total de 9,57 millones de estudiantes, 650.000 menos que en 2009, a una prueba en la que hay preguntas de inglés, chino y matemáticas, además de otras de ciencias o letras, según el área en la que se haya especializado el estudiante. Pero no todos podrán obtener una plaza, ya que las universidades sólo ofrecen 6,57 millones de puestos, cifra que aunque supone un crecimiento del 3 por ciento respecto al año anterior no permite cubrir toda la demanda, según datos oficiales del Ministerio de Educación chino.

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Escuela en la ciudad de Turpan (Xinjiang) donde se realizó el examen Gao Kao (R. T.).

Para Dai Jiagan, decano de la Autoridad Nacional de Educación y Exámenes, desde la implatación del examen Gao Kao en 1977 ha habido un profundo cambio en la universidad china, ya que 36 millones de estudiantes entraron en ella para luego representar importantes puestos en la sociedad y participar en el desarrollo económico del país. “El Gao Kao no es sólo una mejora del sistema de recrutamiento, también supone una mejora del conocimiento y el establecimiento de un sistema de selección justo, basado en los méritos personales, lo que la convierte en la plataforma para que los estudiantes de secundaria cambien su fe y persigan cumplir sus sueños”, aseguró Dai.

En la década de los 80, el presidente entonces, Deng Xiaoping, promovió que los estudiantes de secundaria tomasen este examen de selectividad y que estos nunca más accediesen a la universidad por recomendación personal, como sucedía hasta esa fecha. El profesor Xu Feifei, quien desde hace años prepara a los estudiantes para este examen, reconoce que “no es bueno admirar mucho el Gao Kao y además tampoco debería ser la única medida estandar para medir el nivel educativo, ni para judgar el desarrollo mental y físico de los jovenes”. Para este profesor, el examen debe resolver el problema de la distribución de los recursos educativos y servir siempre como método para estimular el desarrollo de los individuos y la sociedad. “En la vida personal de cada uno, el Gao Kao es una forma muy importante de acceder a la mejor educación y a una mejor formación, pero en realidad sólo es un método y busca conseguir la felicidad personal y los valores sociales”, precisó Xu.

Muchos padres incluso acompañan a sus hijos a hacer el examen, pero para Ye Zhiming, vicepresidente de la Universidad de Shanghai, desde el año pasado se ve un descenso en este hábito, lo que refleja un problema más profundo. “Los estudiantes que hacen el examen ahora son hijos de la generación de padres nacidos en los 60 y que han hecho el Gao Kao antes, por lo que no esperan que sus descendientes completen los sueños inalcanzados por ellos décadas antes”, dijo Ye.

Hasta hace poco en China, tener una carrera universitaria era sinónimo de un estatus más alto, de poder y de riqueza, por lo que para muchos aprobar el Gao Kao y entrar en la universidad es la única forma de éxito. En China también se está dando otro fenómeno con fuerza, explica el miembro del Comite de Búsqueda y Desarrollo para la Educación Nacional, Yang Daoping. Se trata del medio millón de estudiantes del campo o pobres, que pese a superar el Gao Kao con buena nota, no pueden permitirse pagar los gastos universitarios. “Como no se pueden permitir pagar entre 8.000 y 10.000 yuanes (850 y 1.100 euros) de tasas al año y ven que su única opción es ir a universidades de tercera categoría, prefieren no intentarlo porque saben de la alta tasa de desempleo que les espera sino estudian en instituciones de primer nivel”, puntualizó Yan.

De hecho, para muchos graduados en el año 2009, acabar la carrera no fue sinónimo de éxito laboral, y segun datos oficiales, un 26 por ciento no lo encontró, frente al 5 por ciento que no lo hizo tras haber recibido educación en escuelas de formación profesional y talleres. Los que no superen la prueba tienen la opción de estudiar otra vez el último curso de secundaria y presentarse el año próximo de nuevo a la prueba, una opción que muchos no pueden permitirse por problemas económicos. Otros se deciden a hacer el examen de entrada a la universidad para adultos, ir a cursos pre universitarios, estudiar en el extranjero o trabajar de forma autónoma, entre otros.

En una semana marcada por las fuertes medidas de seguridad para evitar las copias y proteger las preguntas resguardadas por la Ley de Secretos de Estado, sólo queda saber quienes serán este año los afortunados que podrán acceder al sistema universitario chino.

Fuente: http://periodismohumano.com/sociedad/la-presion-de-la-selectividad-china.html


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