Se estima que en más de un 1,5% de los casos, los menores regresan a los servicios públicos de protección
Imagen de archivo de un padre con su hija adolescente. :: LA VERDAD
Imagen de archivo de un padre con su hija adolescente. :: LA VERDAD
Cuando las expectativas que nos hemos creado no se cumplen, entra en juego la frustración, el desánimo, la impaciencia y hasta la desesperación. De qué manera llegamos a digerir todos estos sentimientos y emociones es harina de otro costal. Pero cuando se trata de seres humanos, el problema presenta mayores dificultades. Este es el caso de las adopciones de menores, una fórmula que mayoritariamente discurre sin complicaciones pero que llega a originar algunas dificultades en la convivencia en determinados núcleos familiares.
No en vano, se calcula que una de cada cinco parejas presenta «serias dificultades de vinculación y emocionales» con sus hijos adoptivos y se estima que en más de un 1,5% de los casos, los menores que fueron adoptados regresan a los servicios públicos de protección, es decir, que aparece el 'arrepentimiento' en sus padres no biológicos.
Ante este realidad, que por pequeña que sea no se puede ignorar, la Dirección General de Familia, dependiente de la Consejería de Salud y Bienestar Social, puso en marcha en 2007 un servicio de atención en la post adopción que, desde el 1 de enero de este año, está gestionando la asociación Asio de Albacete en las cinco provincias de Castilla-La Mancha.
El servicio consiste en ofrecer apoyo post adoptivo a todas aquellas parejas o personas que hayan culminado un proceso de adopción y si bien está pensado para atender a este colectivo, también trabajará la prevención invitando a charlas y conferencias a las parejas que se encuentren en la fase de preasignación del menor.
El psicólogo de Asio, Óscar Pérez Soler, aseguró que algunas de estas familias presentan «serias dificultades» de adaptación inicial y otras no saben cómo manejar la aparición de problemas lógicos como la información del pasado y el abordaje de preguntas complicadas por parte de los menores. «En ocasiones, las familias tienen dificultades de vinculación y emocionales, no llegan a construir el vínculo familiar, quizá por la conducta de los padres o del menor y, cuando éstos empiezan a crecer, llega a haber arrepentimientos».
Agotamiento
Los últimos estudios elaborados en este ámbito hablan de que un 20% de familiares presenta dificultades durante los dos o tres primeros años de la adopción, bien por problemas de adaptación del menor o de la familia o por problemas de conducta. «Los procesos de adopción duran muchos años y generalmente se inician cuando los tratamientos de fertilidad no han funcionado. Las parejas sufren un agotamiento psicológico enorme y las expectativas con la adopción son exageradas. Siempre piensan 'lo que nos vamos a querer los niños y nosotros'», explica Óscar Pérez, que añade que, cuando estos padres se enfrentan a la realidad del niño -generalmente abandonado por sus progenitores biológicos y con grandes carencias emocionales- hay que empezar «a batallar» con ellos, porque «todos son niños especiales, tienen un pasado, una historia y unas carencias, pero hay familias que siguen teniendo idealizado al menor y no entienden que, con cariño, no se soluciona todo».
Estas circunstancias y carencias emocionales que presentan los menores adoptados se convierten en «dificultades» que desbordan a los padres y evitan que se generen vínculos afectivos con el hijo adoptado durante mucho tiempo, lo que en ocasiones ha desembocado en la ruptura del núcleo familiar. De hecho, los mismos estudios determinan que más de un 1,5% de los niños que han sido adoptados regresan a los servicios públicos de protección, una cifra que va en aumento porque el boom de las adopciones comenzó hace diez años y, mayoritariamente, el acogimiento era de bebés y hay que tener en cuenta que «las mayores dificultades empiezan a aparecer cuando los hijos tienen 11 ó 12 años, cuando son más conscientes de la situación y se juntan con la preadolescencia».
Otro problema que aparece con estas dificultades en las relaciones paterno-filiales son las pseudo-adopciones, que se dan en un 7-8% de las familias adoptantes. Se trata de ingresar al menor durante nueve meses en un internado o solicitar a la Administración pública una plaza en una residencia para enfermos psíquicos ante los supuestos problemas mentales que presenta el hijo. Aparentemente, no es un problema con la adopción ni una familia rota, aunque en realidad «sí que lo es», afirma el psicólogo de Asio, que insiste en que los niños adoptados que regresan a los servicios públicos de protección lo hacen por «negligencia o maltrato por parte de los padres y siempre que la situación no se solucione».
Lo más duro, en opinión del psicólogo de Asio, es cómo se suceden los conflictos entre padres e hijos adoptados y el daño que se suelen causar entre ambos, con frases tan habituales como «ojalá no me hubieseis adoptado», «que vengan y me lleven» o «me voy con mi madre de verdad».
En la actualidad, Asio está trabajando con diez familias adoptantes de Castilla-La Mancha, una cifra que parece escasa pero que resulta «importante» para la asociación si se tiene en cuenta que el servicio no se conocía mucho en esta Región y que ahora «está creciendo». Las familias interesadas en este servicio de post adopción, también preparado para la prevención, pueden acceder al mismo de forma directa o a través de las delegaciones provinciales de Salud y Bienestar Social.
Fuente: http://www.laverdad.es/albacete/v/20100614/albacete/cada-cinco-parejas-presenta-20100614.html
EL DATO
7%
de las parejas mantienen una pseudo-adopción pues ingresan a los menores en internados o solicitan a la Administración una plaza en una residencia para enfermos psíquicos.
Fuente: http://www.laverdad.es/albacete/v/20100614/albacete/cada-cinco-parejas-presenta-20100614.html
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